domingo, 13 de noviembre de 2016

¿Realmente existe la libertad?, ¿En qué momento dejamos de ser libres para convertirnos en libertinos?
 
La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.
Existen personas que se consideran libres, sin darse cuenta de que son esclavos de sus actitudes, de sus ideas, de sus vicios, de sus trabajos, de sus bienes materiales pequeños o grandes.
Tal pareciera que no disfrutamos la capacidad de ser libres y buscamos con afán ataduras que según son intentos de racionalización que proveen una falsa idea de seguridad, algo tan simple como un pensamiento o un sueño se pueden convertir en amos de nuestro ser.

Un hombre encarcelado no podrá salir de un área determinada, pero si mantiene su libertad de imaginar, de soñar, de amar, no podrá ser considerado prisionero; por el contrario un hombre puede vivir en la libertad de un inmenso bosque, plagado de recursos para cumplir sus necesidades básicas y sin embargo, sentirse esclavo porque sus pensamientos no le permiten gozar de dicha libertad.

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El libertinaje por su parte, se acerca más a la esclavitud que a la verdadera libertad, el libertino es esclavo de sus impulsos, ni siquiera de sus instintos, pues hasta los animales más salvajes saben que todo tiene un límite; el ser libertino piensa que la libertad no tiene límites, pero es precisamente su limitada capacidad de concientizar la que los domina, convirtiéndose en esclavos de su inconciencia, la incapacidad de discernir se convierte en su amo orillándolos a cometer atrocidades, sus conductas anti sociales los limitan para pertenecer a algún grupo perdiendo así la libertad de ser o estar, el ser libertino es mucho menos libre de lo que piensa .
La libertad verdadera sí existe, no es un mito, no es solamente una palabra de diccionario; lo que como seres libres tenemos que comprender es que la libertad termina en cuanto atentamos en contra de la de los demás, pues en ese momento se convierte en libertinaje; la libertad verdadera se acerca más a la palabra responsabilidad que a la palabra derecho; quizás la palabra que mejor define la verdadera libertad es: Amar.

Desde este espacio invito a los lectores a ser libres, a ejercer esta capacidad inalienable, siempre tomando en cuenta que lejos de ser un derecho es un privilegio del ser humano; los invito a desatar los nudos que nos impiden llegar a este estado que es más espiritual que físico, a desentrañar los misterios de la libertad que finalmente nos conducen al estado mental más anhelado y apreciado por todos: La felicidad.

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